Ayer vimos un espectáculo de magia, con una maga…la maga Marinade 16 años. Primero me encantó que ver a una mujer entrando con fuerza en el mundo masculino. Segundo, invitó un abuelo a participar en uno de sus trucos. El hombre estaba totalmente escéptico, listo para pillarla en cualquier momento, pero no lo logró. Su número fue un éxito y literalmente, el hombre se inclinó delante de ella. Una bonita simbología.
Además esa jovencita presentó a la persona que la ayudaba de la siguiente manera: «es my ayudante, y la tengo conmigo desde que nací!» No se si era consciente de las palabras tan potentes que dijo y que me hizo recordar cual es realmente nuestro role de padres, e incluso de acompañantes para las generaciones siguientes.
Me hizo recordar también cuantas veces no nos atrevemos, o creemos esa gran mentira de que no tenemos algo importante a regalar a otros. Y a ver esta jovencita actuando números clásicos pero bien hecho, me di cuenta que no es lo que damos al mundo que realmente cuenta sino como lo damos. Que amor ponemos en nuestra oferta, en nuestra presencia para el otro, en nuestro trabajo, en nuestras tareas sencillas de la vida.
Así que os dejo con algunas preguntas bailando alrededor de este tema:
¿Cómo transmito excelencia?
¿Cómo me siento cuando regalo quien soy?
¿Qué me hace ir más allá de mis limites?
¿Por qué me gusta dar lo mejor de mi?
¿Cómo me siento cuando elijo estar al servicio?
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