Estamos en vísperas de las elecciones americanas. Todos hemos podido ver las disputas y las balas de agresión, de desprecio, de ataque que fueron lanzados de un candidato al otro. Como el yin y el yang no pueden no convivir… también lo es la luz y la sombra. ¿Qué hacemos entonces? Reconocer con amor (no con odio) que dentro de nosotros también residen estas contradicciones, estas polaridades… lo que a veces llamamos el bien o el mal. Cuando realmente podemos reconocerlo y aceptarlo, llega el equilibrio y cada energía retorna a su lugar.
Siempre tendremos una parte que se siente culpable de «no haber…» o de «haber…», no podemos pretender que no existe. Pero podemos abrazar, y recordar, que en el fondo somos inocencia. Responsables, y al mismo tiempo, inocentes. Es parte del juego del ser humano perderse por los caminos…, re-encontrarse y de perderse otra vez. Lo hemos hecho todos. ¿De qué sirve entonces seguir lanzando piedras al otro? El momento de transición planetaria, energética y de consciencia nos pide que reconozcamos nuestra unión con todos… y también con nuestros lideres…, no somos diferentes. Ahora, es más fácil amar a su amigo… y no tan fácil para los que nos gobiernan o luchan para estar en el poder. Y sin embargo si miramos dentro, seguro que tenemos una parte en nosotros que quiere ese poder, sea en la familia, en el trabajo… !
¿Cómo seria el mundo si como ciudadanos empezamos a mirar a los líderes del mundo con ojos de gratitud, de deseo de sanación y de perdón?…, ellos que eligieron cargar con una responsabilidad 100 veces más de la que nos gustaría a nosotros.
Es tiempo de ver el coraje, de apoyar al otro con nuestros pensamientos, de mandar luz y sobre todo equilibrio para que las polaridades pueden por fin nutrirse, completarse y realizar un baile precioso para todos.
¿Cómo me siento cuando estoy en equilibrio?
¿Cómo puedo hacer las paces con las partes de mí que quieren tener razón?
¿Cómo he cambiado de luchar a aceptar mis polaridades?
El día en que seamos capaces de aceptar la parte de nosotros que vemos en las noticias o en la calle y que encontramos horrible, retomaremos la responsabilidad para «manejar» esta energía. Y sobre todo, liberaremos a «los otros» que no tendrán que cargar con ella y actuar lo peor para llamar el atención. Que sepas, que los otros pueden ser tu hijo, tu mismo, un vecino, un jefe, un terrorista o un líder mundial. ¡Empecemos a mirarnos a dentro y a amarnos por completo ! ¡Somos humanos y es parte del contrato !
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